Bad news
Mientras todos los comensales de un cocktail están dedicandose a beber la mayor cantidad de champagne y engullir la mayor posible de proteinas o a señalarse a tal o cual famosa que ha envejecido. Hay un hijo de puta entre todos esos que nos está observando y nos ve como un grupo de imbeciles y la imbecil principal que soy yo con una mochila en la que hay una reflex debajo de el banco donde nos sentamos, nos paramos, cambiamos de lugar y dejo la zona cuarenta y cinco segundos para buscar hielo. Filmaría mi cara de imbécil cuando me agaché abuscar un pucho y vi los bolsos de dos amigos y no el mio. Soy un especimen extraño de ser humano que se toma éste tipo de perdidas con una calma atroz. La que aún conservo mientras escribo. Atónita de que que se haya dado ésta injusticia. De que un ser humano decida privar a otro de algo que ama y necesita y ha descuidado. Y como conosco un refran vikingo que dice “Todo es por algo”. Hago algo que en los libros se describe como “encogerme de hombros”...