Fui a ver "Varada" de Rosina Gil
Rosina con su opera prima “Varada", nos da un paseo empático por todas esas realidades que la sociedad está siempre fingiendo cuidar y en realidad esconder no es cuidar. La pandemia fue el disparador pero estos temas ya estaban, ya dolían.
Con una prolijidad extrema y detalles que no son al azar nos va explicando en un texto que fluye y nunca aburre. Nos va bailando en una coreografía hermosa llena de sobresaltos y pasión, de gestos que son mundanos como lavarse y aquí se vuelven danza. Nos regala la oportunidad de volver a oír a los clásicos que jamás pasarán de moda, Vivaldi , Beethoven, Ravel, Satie. Se suman objetos a la coreografía que le dan más significado y un toque divertido si es que cabe la diversión cuando estamos recibiendo un balde frío de realidad.
Mujeres sufriendo en silencio, hombres escondidos, fóbicos, perversión, dolor de madre, parejas abiertas o distanciadas, personas solas muy solas. Todo se puede unir en un solo baile y terminar juntándose tanto que parece el sentir de un solo ser.
La sociedad no sólo esconde sino menosprecia estos problemas, los anula o les da una medicación que cure todo. Rosina no propone una solución sino un aceptar, visibilizar. Quizás propone que dejemos salir al personaje que sufre y existe también en todos nosotros pero vive disfrazado de superhéroe.
Rosina se une al grito mundial de todas las mujeres que por fin está pidiendo: basta de acoso, basta de dudas, basta de confundirnos. Su discurso es tan actual que incluye el área de la virtualidad como lugar en el que también estamos expuestas.
Ella demuestra una vez más que el verdadero genio no se limita a una sola arte, el verdadero genio hace como los renacentistas y usa de todas las opciones: literatura, danza, vestuario, música, expresión.
Mi único deseo es que esta obra recorra muchos escenarios y llegue a muchas personas. Que hombres y mujeres sientan lo que el otro siente, reciban el mensaje de que todos podemos tener dentro situaciones que nos encierran. Que crezca e inspire, como me inspiró a escribir este texto, a muchas personas más. Porque cuando estamos frente a una verdadera obra de arte recibimos un influjo y nos permitimos sentir mejor y más.
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