El viaje de la familia moderna
Me invitaron a un viaje que para el común de la gente podría ser considerado una locura. La idea era loca ojo, juntar en un auto al padre de mis hijos, su actual mujer, mis dos hijos, el nene que tuvieron ellos y yo (6 personas).
Viajar a la capital, estrenar un documental en el que actuamos todos y ver la obra de Rosina. Amo estos desafíos. Mi gran ventaja es que soy neutral porque yo no extraño a mis ex parejas, es más cuando los veo interactuar con sus actuales pienso que alivio de lo que safé. Los considero grandes amigos, los amo si pero el amor para mi no es necesario ejercerlo en forma romántica siempre. Y la sucesión de todos ellos fue la que me enseñó a sentirlos así. con más fuerza ahora que no necesito a nadie y soy feliz sola.
Anyway salimos en el auto yo iba atrás jugando con los chicos como debe ser ya que soy una niña más. Y empezamos bien porque kilómetros antes de llegar a la capital paramos en una playa increíble que tenía agua salada, gaviotas, aguavivas todo lo necesario. Javier siempre excéntrico se trajo un pescado que encontró por ahí y después estaba más podrido qué la existencia humana. Por supuesto llegamos tarde al estreno y algunas caras no estaban contentas como suele pasar.
Mi alegría de volver a Montevideo era extrema y mayor al poder mostrárselo a mis hijos, recorrimos el Museo Nacional fascinados, Parque Rodó, las estatuas todo llama la atención. Después de dos años sin pisar ciudad por esto de la pande hasta el olor a smog es un deleite. Fuimos a Varada y ya escribí un texto al respecto de esta obra increible en este blog.
Cuándo salimos del teatro comienzan los problemas... Que yo no como gluten, que Olivia come mixado, que estamos todos exhaustos, que ¿Como el padre no sabe que la hija come mixado? Me puse a llorar de injusticia como siempre.
Nos hospeda un artista increíble, buenmozo simpático, era todo y yo estaba tan agotada que dormí en vez de disfrutarlo. Javier nos insistía en que diez minutos de la obra de Mozart valen más que todos los millones que algún gordo con barba pueda gastar... y hacia que le vuelvan a reproducir los diez minutos o segundos ya no me acuerdo. Pintaban las paredes todo era arte y caos como debe ser. Prontos ya estábamos todos felices descansados y listos para algún Aventura que incluya agua, arena, animales exóticos. ¿Pido mucho?
Claro que discutimos somos latinos, si no discutiéramos seríamos sajones ahogariamos las penas en alcohol o en drogas. Yo qué sé yo discuto y digo lo que siento y lloro, amo llorar. La gente debería llorar más.
Fuimos a la playa de Ciudad Vieja, es increíble que una capital tenga playas en las que podes bañarte, creo que los montevideanos no se dan cuenta de eso todavía. De que son millonarios, Y encima había cangrejos vivos, muchos. Y un viejito re simpático que había sido navegante.
Después entramos en el portal de Marchese, La Babilonia de la cultura. Me gusta poner a mis hijos un rato cerca de libros quizás por ósmosis entra algo. ¡Qué ironía la vida me dio hijos que no leen! Ya van a leer. Marcelo nos explicó porque un cráneo era de una vieja y no de un señor de 40 años. Nos permitimos reír durante un buen rato, nos sacamos las angustias.
Y nos volvimos, no sé qué pensaban que nos íbamos a matar las mujeres? ¿Tan importantes creen que son los hombres? Francamente soy feliz sin uno al lado. Y Cristina fue la ideologa y la mecenas del viaje y la pasamos bomba, pero eso sí: La próxima vez por supuesto que voy: pero en mi auto, siguiendo mis instintos y todos la vamos a pasar aún mejor.
Porque en realidad los adultos ponen el acento en sus boludeces y lo único importante acá fue que los niños vivieron cosas nuevas y sus universos se expandieron. Como cuesta entender que es lo que realmente importa no? Cuesta vida.
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