Dime si te apuras y te diré quien eres

He llegado a la conclusion de que hay que empezar a separar a los humanos que nos rodean en el grupo de los que no se saben relajar y los que si. Está claro que cada uno de nosotros tiene su forma de aprovechar y manejar su tiempo, pero es muy nesesario que la vida no nos envejesca de antemano.  Vivimos como en un remolino ya de por sí, osea el mismo entorno y las obligaciones ya son constantes terremotos y eso sin mencionar los aluviones de sentimientos, sus idas y venidas, alzas y bajas.

Cada uno de nosotros ha tardado su cantidad de tiempo en aprender a caminar, a hablar, a desenvolvernos en este universo. A amar incluso, cada uno de nosotros lo hace diferente. Desde niños nuestra historia solo existe porque existen nuestros tiempos, se diferencia de los demás por la cadencia que estos tuvieron. Y asi sigue sucediendo, cuando a otro le impacienta algo que a nosotros no o todo el mundo se muestra como en standby y nosotros corriendo por la vereda esquivando zombies. Como si vivieramos cada uno dentro de nuestros privados relojes de arena y sus distintas manos que los mueven.

Y aparece entonces el ritmo como lo que está desde el inicio de todo. Es ritmo lo que la naturaleza tiene para cada una de sus manifestaciones, un ritmo que quizas por momentos paresca cambiar pero ha mantenido mucho desde los primeros tiempos de su genesis. Es ritmica la forma en que circula la sangre en cada vena, los latidos que palpitan, el oxigeno entrando y saliendo de un pulmón. Es ritmica el ala de un ave que migra, la ola del mar tiene ritmo, el viento redondeando una piedra. Ritmo y perseverancia.

Es que en la vida todo tiene un ritmo y el error esta en acelerarlo o pausarlo mal. O permitir que alguien inadecuado influya en nuestra velocidad y la acelere o la ralentize generando el núcleo de todos nuestros problemas aun a veces sin proponerselo.

Creo cada vez mas que tenemos oportunidades miles de encontrar la felicidad y la paz y todo lo que deseamos los humanos siempre, pero si no respetamos el ritmo natural de la vida no van a terminar funcionando ninguna de ellas. 

El ideal llega a manifestarse cuando la paciencia lo permite o cuando dejamos de buscarlo por completo.