In the street
A mi izquierda el mendigo, compartiremos tres cuartos de hora mientras espero. Las costuras de la ropa a la vista, gorrita y botella de agua casi vacía, se da vuelta a mirarme.
Pasa un adolescente picando la pelota, hace un estruendo terrible. Quizás por eso el mendigo trata de arrebatársela. Luego me pide un cigarro y le veo los ojos, no son enfermos ni viejos, podrían ser de cualquier persona.
Mientras escribo esto, interrumpe escupiendo el resto de agua cerca de mis pies. Comienza una alarma que taladra los tímpanos, el mendigo levanta la vista contrariado, ya empieza a llegarme su olor a orina. Toma agua y esta vez no la escupe.
Comentarios
Esas vidas envueltas en olor a orina y a estercolero, tambien tienen corazon!!.
Saludos amiga.
Un abrazo.