Bien plantados

 


A veces siento que soy planta y no mamífero. Me entusiasma el viento y desespero por la necesidad de lluvia, me dejo crecer al sol. Es en esos momentos cuando percibo mejor esa realidad de que ellas escuchan y como se divierten cuando nos oyen hablar o cantar.

En BsAs hay un cementerio y enfrente al cementerio hay una banda de jazz increíble, los mismos músicos plantaron dos Timbó (¿Es timboes el plural de timbó?), uno más alejado y el otro bien cerquita, dándoles sombra. El árbol que esta junto a la banda está grueso y radiante, los protege del sol y a veces de alguna llovizna leve… el otro árbol viene bien pero es más finito, menos frondoso, debilucho. Las plantas escuchan y disfrutan, no lo digo yo sola, está demostrado científicamente.

Los científicos se enojan porque una mujer está estudiando algo que llama “La inteligencia de las plantas”… les molesta eso que consideran oxímoron. Por otro lado en las redes veo a un artista de la vieja escuela enojado por la firma de un graffitero. La gente no deja fluir, no deja crecer, no permite más allá de sus limitadísimos dictámenes. Ellos se sienten dueños de que es lo que va y que es lo que no va. Ellos definitivamente no se dan cuenta cuando una planta los está escuchando.

Y siguen viviendo sin percatarse de que muy pronto serán polvo, y toda esa tensión que pusieron para evitar que las cosas sucedan va a permanecer solamente en el recuerdo de sus almas, a nadie le va a importar y todos vamos a subir el volumen y seguir bailando, rayando y regando y plantándonos.

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